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Christian life, ED Recovery, Faith, Recovery life  /  noviembre 23, 2018

Acción de Gracias: gratitud en la recuperación de trastornos alimenticios

Ayer fue el día de Acción de Gracias. Sé que solo se celebra en Estados Unidos. Pero, ¿una ocasión para practicar la gratitud? No se puede desaprovechar. 

Yo todos los días en mi oración de la noche doy gracias a Dios, por lo menos por 3 cosas concretas que hayan sucedido en ese día (nada de “por tener una casa” o “porque no estamos en guerra”). Hay días que salen 10. Otros días, cuesta encontrar siquiera 1, pero no me voy a la cama sin haber buscado por lo menos esas 3. Y os aseguro que siempre, incluso en los días más negros, han salido.

Pero a veces también está bien hacer un examen más general. Pararte a mirar tu vida y apreciar las gracias que has recibido. Para ello, seguí el Reto de Gratitud de Dan Cumberland: 5 minutos ininterrumpidos pensando y escribiendo cosas y personas por las que dar gracias. Salieron estas 13. Todas tienen dos cosas en común:

  • Son regalos de Dios, como todas las gracias de la vida.
  • Son resultado de la recuperación de mi trastorno alimenticio. Si no fuera por ello, no podría estar disfrutándolas. La mayoría no existirían y unas pocas sí, pero estarían retorcidas y distorsionadas.

Así que, gracias Señor, por estos dones, y gracias ante todo por la recuperación. Veamos ahora la lista. (El orden es simplemente en el que se me ocurrieron al hacer el reto, no tiene relevancia):

1. Mi director espiritual

Nunca podré estar suficientemente agradecida a la persona que ha salvado mi vida, en cuerpo y en alma. Solo gracias a su guía y sus luces he podido recorrer el camino más escarpado y oscuro. Solo el saber que él pensaba que era lo correcto me daba a mí esperanzas de que lo fuera, cuando todo en mí gritaba lo contrario. Insisto en que si te encuentras hundido y confuso, el mejor consejo que te puedo dar es que busques un buen director espiritual y te confíes a él.

2. Estar trabajando en el blog

A veces todavía no me puedo creer que haya dejado todo y cambiado de rumbo tan radicalmente (quizás el segundo cambio más radical después de, obviamente, el de pasar de ser pro-anorexia a recuperarme). Amo esta aventura. A veces, muchas veces, es desesperante, y es un caldo de cultivo de miedos, de creencias limitantes, de pensamientos negativos, etc. Pero en el fondo se siente tan… correcto. Estar donde estoy llamada a estar, a dar gloria a Dios. 

Lo compruebo cada vez que me pongo a hablar del blog o de los temas que trato en él con otros: es lo que me apasiona, lo que hace que brillen mis ojos, de lo que podría pasarme horas y horas hablando. Sé que tomé la decisión correcta renunciando al máster y escogiendo esta trayectoria de emprendimiento. Me da mucha pena que otras personas no se lancen de lleno a lo que les apasiona buscando una falsa seguridad o la aprobación de la familia o la sociedad.

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3. Schola Cordis Iesu

Es decir, mi grupo de fe. En primer lugar, estoy agradecida por la gente que he conocido allí, porque me han enseñado a vivir y manifestar mi fe en público, algo a lo que no estoy acostumbrada; a meter a Dios con naturalidad en todos los aspectos de mi vida y en mis conversaciones. No solo porque haya que evangelizar, sino porque “de lo que rebosa el corazón habla la boca” (Mt 12, 34). 

También me empujan a ser mejor, porque a diferencia de otros círculos a los que estoy habituada, no soy LA católica, la avanzada en temas de fe, sino que estoy rodeada de gente con una profundidad de vida admirable. Esto me hace salir de mi posición cómoda de “buena cristiana” y ser mucho más intencional en mi espiritualidad y en conocer y amar a Cristo.

Y, por otro lado, estoy muy agradecida por descubrir la devoción al Corazón de Jesús, que ha ayudado a sanar mis heridas debidas a la falsa imagen de Dios que me había creado. A toda la dimensión del culto, el sacrificio, los ritos, la ortodoxia, etc., he podido añadir el Corazón de Jesús, que baña de amor todo lo anterior y lo lleva a su verdadero significado.

4. Mi universidad

Por qué no nombrarla, la CEU San Pablo de Madrid, donde estudié Historia e Historia del Arte. Estoy agradecida por lo bien que se portaron los profesores conmigo en los momentos en que yo estaba peor, aun cuando entonces yo no admitiera lo que me pasaba. Por el trato tan humano que he recibido y las reacciones tan positivas a mi recuperación. 

También estoy agradecida por el apoyo que estoy recibiendo con mi proyecto del blog y la oportunidad de hablar en público en congresos organizados allí, como el XX Congreso Católicos y Vida Pública o el Seminario sobre Gestión, Innovación y Contenidos en Redes Sociales. Aprecio mucho tener esta plataforma en los momentos iniciales de mi carrera profesional.

5. Poder disfrutar de la comida

Los momentos de comer solían ser una batalla continua. Primero, antes de la recuperación, contra mi madre, quejándome, intentando dejar todo lo que podía, día tras día, un enfrentamiento, un tira y afloja. Y siempre con comidas insípidas y monótonas. Después, con la recuperación, se transformaron en momentos de lucha contra el TCA, de lágrimas, de sentirme horrible, glotona, de no poder soportar la percepción de mi cuerpo. De probar comidas que me daban miedo y saber que a la alegría de haber superado un reto iban a seguir horas y horas de tormento y angustia por la culpabilidad. 

Es un alivio tremendo poder encontrar gusto en un plato de comida, poder ser creativa en la cocina y que sea divertido, poder ocupar mi cabeza por un lado en el sabor y por otro en las personas con las que esté, y no estar encerrada en el runrún de mi mente. Por no hablar de poder estudiar cosas de nutrición sin que me resulte detonante, sino al contrario, empoderador.

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Pollo con patatas y salsa de tomate. Receta de @amiii.recovering

6. Poder hacer ejercicio construyendo mi cuerpo

Maravillarme de lo que mi cuerpo es capaz de hacer, de cómo si trabajo con él y no contra él puede desarrollar su fuerza y superar nuevos retos. Valorar cómo después de lo mal que lo he tratado puede ahora desplegar su potencial. Disfrutar con el ejercicio, que no sea un castigo sino una bendición. Saber que después de exigir a mi cuerpo un gran esfuerzo le voy a nutrir adecuadamente para que pueda seguir floreciendo. 

E, igual con la nutrición, agradezco poder estar formándome para ser entrenadora personal. Nunca imaginé que estas dos ciencias iban a formar parte de mi vida así. Que iba a poder apreciar la belleza del diseño de la creación de Dios de esta manera. Pero es fascinante.

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7. Mi madre

Por apoyarme en mis decisiones aunque no siempre las entienda del todo. Yo continuamente pido más: más implicación, más refuerzo… pero sé que el apoyo y respeto que tengo son un privilegio. También doy gracias por lo que ha crecido nuestra relación desde que dejé las mentiras y la hostilidad del trastorno alimenticio. Por poder compartir incluso mi travesía espiritual con ella pese a nuestras diferencias.

8. Encontrar la cruz en mi camino

Esta es la típica cosa por la que NO doy gracias en esa acción de gracias que hago al final del día. Pero ciertamente sí, agradezco que en este camino tan bello y apasionante que he elegido como profesión haya tantos obstáculos. Agradezco en general tener problemas “normales” en mi vida. Porque yo tenía ese miedo de que cuando me recuperase no iba a tener ni el sufrimiento de la anorexia ni el de la recuperación, y por tanto, ¿qué iba a ofrecer? Tendría que llevar una vida miserable para “compensar”. 

Ahora veo que eso no es así, y cómo en efecto la cruz forma parte de la vida, también del camino bueno. Pero veo también que es una cruz completamente distinta. Que aunque cause dolor y en el momento me haga caer, si lo miro en perspectiva descubro que es mucho más natural, y oportunidad para conseguir bienes mayores. Probablemente, porque no es autoimpuesta, sino la que el Señor realmente me manda. No sé cómo explicarlo, pero es diferente.

9. Cómo han cambiado los ataques

Me refiero a los ataques del demonio en su forma del trastorno alimenticio. Porque soy consciente de que he entrado en otra fase de la recuperación, muy distinta de la primera. Pero también de que no estoy 100% recuperada, y a mi mente le falta incluso un poco más que a mi cuerpo. Así que sí, sigo siendo atacada, y además con mucha frecuencia. 

Pero hay una diferencia fundamental. Antes yo era la que estaba fuera y tenía que conquistar la plaza. Ahora soy yo la que está dentro y es él el que tiene que venir para arrebatármela. Antes los ataques venían desde dentro, ahora desde fuera. Y es otra manera de combatir. Me arrastran mucho más de lo que me gusta admitir, pero ser capaz de ver cómo han cambiado las tornas me llena de valentía. Y de gratitud: “Porque no fue su espada la que ocupó la tierra, ni su brazo el que les dio la victoria; sino Tu diestra y Tu brazo y la luz de Tu rostro, porque Tú los amabas” (Salmo 44).

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La Recuperación de Bahía de Todos los Santos. Juan Bautista Maíno. 1634-1635. Museo del Prado, Madrid. Mirad el “Sed Dextera Tua” -sino Tu diestra- en la esquina superior derecha!

10. Las personas a las que he podido ayudar

Esto en realidad se desprende del tema del blog, pero merece un apartado propio, ya que el primero hace más referencia al bien que me ha hecho a mí, mientras que este sería el bien que ha hecho a otros. No obstante, están estrechamente relacionados, ya que son los mensajes de “gracias”, “esto me ha ayudado”, “esto me ha tocado”, los que actúan de combustible para que mi corazón se siga poniendo a tope con esto. 

Doy gracias por las personas que han podido abrirse por primera vez sobre algo que las oprimía y mantenían en secreto por vergüenza. Por las personas que han decidido poner freno a un comportamiento destructivo al verse reflejadas en mis palabras. Por las personas que confían en mí y me escriben cuando necesitan hablar con alguien y buscar consejo ante los impulsos irracionales de una adicción o enfermedad mental. En definitiva, doy gracias por que el Espíritu Santo se haya dignado a actuar a través de mí para llamar a la puerta del alma de otros.

11. Las personas que he conocido en instagram

Gracias por todas aquellas personas que me han precedido en el camino de la recuperación y cuyo testimonio me ha servido constantemente de inspiración. Por aquellas que han estado recorriendo a mi lado este camino y con las que he tenido la suerte de formar comunidad. Por aquellas que, viniendo de experiencias muy distintas, me atraen por su derroche de pasión por lo que hacen en la vida y por ayudar a los demás. Hoy en día se tiende a demonizar a las redes sociales y a desdeñar las relaciones que allí se crean, pero yo solo puedo decir cosas buenas.

12. Las personas que creen en mí 

A muchas de ellas ya las he mencionado, particularmente o dentro de un grupo… pero aquí quiero volver a recordarlas especialmente en esta faceta, e incluir a otros: viejos amigos, nuevos amigos y “mentores” o profesionales a quienes básicamente puedo llamar también amigos. Todos los que, sabiendo lo que he hecho, siguen apostando por mí, y creen también en el bien que puedo hacer a otros mediante mi proyecto. 

13. El futuro

Doy gracias porque no sé cómo será el futuro, pero al menos sé que no será esa aberración que había creado en mi mente de “vida anoréxica ideal”. Doy gracias por poder mirar al futuro con más ilusión que miedo (aunque haya miedo), por saberme en manos de Dios y creer honestamente que estoy siguiendo sus inspiraciones; no como al principio de mi recuperación, cuando creía que le había traicionado y por tanto iba a ser castigada. 

Me da una inmensa paz tener la seguridad de que encontraré gracia de sobra a cada paso. Y de que a partir de ahora los cambios no van a ser como la traumática conversión que tiró por los suelos toda mi estructura vital como hasta entonces la conocía, porque esta vez ya estoy en la verdad. Ahora tengo un fundamento firme que sé que no se puede derribar, y lo que construyo a raíz de él tampoco se va a destruir si algo cambia, sino que será un giro o prolongación de ello, una transición a la que me habrá llevado lo anterior.

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Si no lo hiciste ayer, te animo a realizar este ejercicio de gratitud hoy. Esa gratitud ensanchará tu corazón para que seas capaz de recibir nuevas gracias. A más capacidad de amor, más se te da Dios del todo.

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Reconstruyendo mi alma y mi cuerpo
¡Feliz y sana Navidad… en cuerpo, mente y alma!

4 comments

  • Begoña
    noviembre 23, 2018

    Siempre consigues emocionarme!!!!! me alegro de tenerte en mi vida. Eres muy especial.
    Le pido a la Virgen que tus deseos se cumplan y seas muy feliz.

    Reply
    • Paola
      noviembre 24, 2018

      Muchísimas gracias! Creo que te está escuchando.

      Reply
  • Tano
    noviembre 25, 2018

    Doy gracias a Dios por haberte conocido. Animo, con su ayuda mueves montañas.

    Reply
    • Paola
      noviembre 25, 2018

      Gracias Tano. Seguimos adelante!

      Reply

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