Cuando empezamos un tratamiento para recuperarnos de un trastorno alimenticio (TCA), hay médicos que quieren ayudarnos a sanar nuestro cuerpo y quizá nuestra mente. Pero hay heridas más profundas, de las que debe encargarse el Médico de las almas, Jesús. Su medicina será la Divina Misericordia.
Por eso —junto con San Agustín y Santa Teresita— recomiendo en esos tiempos difíciles leer el Diario de Santa Faustina Kowalska, que profundiza en esta realidad a través de su experiencia vital y de las palabras que el propio Jesús le reveló para dar a conocer esta inmensa gracia.
Me imagino que lo mas dificil cuando aun no has empezado la recuperación es aceptar que tu mente distorsiona y que lo que te dicen las personas en las que realmente confias, es la verdad. Cuando lo cuentas ahora parece mas facil, pero debió costarte mucho, tienes mucho valor y fuerza de voluntad. Mucho ánimo.
Fue muy, muy difícil. Porque para ti en ese momento son certezas evidentes… sobre todo me ha requerido mucha humildad, lo cual no es nada sencillo para mí!
Sin el perdón-Misericordia no seríamos nada.
Qué cierto, viviríamos muy aplastados!